jueves, 27 de febrero de 2014

Sufragismo

SUFRAGISMO

El sufragismo fue un movimiento reformista social, económico y político que promovía el derecho a voto de las mujeres, este movimiento feminista nació a finales del siglo XVIII.

La lucha por los derechos políticos de la mujer arrastraba más de un siglo de antigüedad, se había iniciado en Francia, durante la revolución de 1789.

Las pioneras fueron algunas de las primeras mujeres que se atrevieron a desafiar la hegemonía masculina tanto en el ámbito laboral como en el político, pese a los prejuicios sobre su inferioridad.





Sus protagonistas denunciaron que la libertad, la igualdad y la fraternidad sólo se referían a los hombres. Una de las voces de protesta más enérgicas fue la de Olimpia de Gouges, autora de la Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana (1791).

En nuestro país el movimiento sufragista tuvo un origen tardío respecto al europeo. Alcanzó su cenit durante los años treinta del siglo pasado, en el transcurso de la Segunda República.

A principios del siglo XX, el Parlamento español desestimó la propuesta de varios grupos de aprobar el sufragio femenino. En general, el movimiento feminista no era capaz de hacer escuchar sus demandas. Por su parte, las posiciones conservadoras, vinculadas a la Iglesia, defendían un feminismo y aceptaban el sufragio. La igualdad legal entre ambos sexos no llegó hasta 1931, con el establecimiento de la Segunda República. En las Cortes, las dos únicas diputadas discrepaban en la cuestión del voto femenino. Clara Campoamor, del Partido Radical, lo defendió. Victoria Kent, de Izquierda Republicana, era partidaria de conceder a la mujer derechos políticos, pero creía que el país no estaba preparado para ello. Había que esperar a que las mujeres no se dejasen manipular por fuerzas conservadoras como el clero.


Las españolas ejercieron el voto por vez primera en las elecciones legislativas de 1933. Venció la derecha, lo que dio pie a pensar que un factor decisivo del triunfo residió en el apoyo femenino. En realidad, esta teoría carece de fundamento. Lo ha demostrado la historiadora Mercedes Vilanova. Ellas, como los hombres, votaron en función de variables diversas, como la clase social, no de su sexo.

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