La batalla de Annual fue una grave derrota militar española ante los rifeños dirigidos por Abd el-Krim, cerca de la localidad marroquí de Annual, el 22 de julio de 1921, que supuso una redefinición de la política colonial de España en la Guerra del Rif.
Los problemas generados por Annual fueron causa directa del golpe de Estado y la dictadura de Miguel Primo de Rivera, que fue un militar, político y dictador español.
Más de diez mil españoles quedaron muertos y despanzurrados en los campos del Rif tras ser el Eército del General Silvestre debilitados por las harcas indígenas lideradas por Abd el-Krim.
Soldados y oficiales españoles se desbandaron, matándose entre ellos en muchos casos para hacerse con un transporte con el que huir a Melilla. La mayoría cayeron en el intento. Los que quedaron heridos en el campo fueron hechos prisioneros o torturados hasta la muerte por las tribus.
COMIENZOS DE LA BATALLA
Todo empezó cuando a mitad de año, el comandante general de Melilla, Manuel Fernández Silvestre, avanza por el territorio rifeño.
Pretende llegar a Alhucemas y dominar la zona española, pero algo no va bien.
Se cubre un frente muy extenso y complejo, donde Silvestre decide avanzar a espaldas de su superior, el general Dámaso Berenguer, alto comisario de España en Marruecos, con unas fuerzas militares mal equipadas.
En el mes de junio, el comandante Villar avanza con cerca de 1500 hombres hasta Abarrán e instala allí una barrera hecha con piedras y arena que quedará vigilado por 26 artilleros y unos 250 soldados.
Los españoles se afanan en contener a sus supuestos aliados indígenas, que se han pasado al enemigo y en defenderse a cañonazos. La munición duró 4 horas.
El 7 de junio las fuerzas del comandante Julio Benítez toman la posición de Igueriben.
El 17 de julio, Abd el-Krim lanza una sangrienta emboscada sobre el convoy de las provisiones de armamento. A partir de ese momento, Benítez y los suyos acuden a una fortaleza.
Tras la caída de Igueriben, Silvestre decide evacuar el campamento de Annual. Los españoles se agolpan por un terreno sobre el que no dejan de llover balas.
La mayoria murieron, también lo hizo Silvestre. Y en Madrid, se pide el envío urgente de refuerzos a Melilla. Pero ya es demasiado tarde pues los destrozos y la deshonra pública ya se han extendido.
